Cuentos victorianos de Navidad
"Una
Nochebuena, poco antes del crepúsculo, Gabriel se echó la pala al hombro,
encendió el farol y se dirigió hacia el viejo cementerio, ya que tenía que
terminar una tumba para la mañana siguiente y, como estaba muy alicaído,
pensó que tal vez se animara si se ponía con la faena de inmediato".
