
El camino a Ítaca
Desplazado a Creta, recientemente conquistada a griegos y británicos, para hacerse con sesenta botellas de un vino muy apreciado por Laurenti Beria, el todopoderoso y temido jefe de la policía política de Stalin, el comandante Martin Bora recibe la orden de investigar el misterioso asesinato de un arqueólogo suizo, presuntamente a manos de unos paracaidistas alemanes.