La imbecilidad es cosa seria
A mitad de camino entre dos perfecciones (la animal en cuanto instintiva, natural, y la del superhombre nietzschiano o la propia de la divinidad), el hombre recibe con su naturaleza la inteligencia que lo distingue como especie, pero también, al mismo tiempo, la cruz de esa misma moneda: la convivencia con la posibilidad de juzgar y decidir, y consiguientemente de cometer imbecilidades, como demuestra con gran ironía el autor mediante múltiples ejemplos que van de los personajes más vulgares de la sociedad a eminentes figuras del pensamiento y la creatividad artística.