En 1967 Thomas Savage publicaba El poder del perro, obra maestra de la literatura del Oeste americano que después de largas décadas de inmerecido olvido ha sido redescubierta y llevada a la gran pantalla por Jane Campion. Llega a cines hoy, 19 de noviembre, y a Netflix, el 1 de diciembre.
Entretanto, nuestro libro aterrizó en librerías en septiembre y no ha dejado de hacerse hueco entre la crítica:
El poder del perro cuenta la historia de dos hermanos, Phil y George Burbank —es muy difícil leer la novela sin ponerles las caras de Benedict Cumberbatch y Jesse Plemons, quienes los encarnan en la película de Campion—, dueños de uno de los ranchos más importantes de la Montana de los años 20. Una historia de vaqueros, por lo tanto, pero nada típica: es un retrato intimista, de muy hondo calado, de un universo decadente en vías de desaparición y de una masculinidad tóxica que deja ver sus grietas cada vez más profundas.
Phil es el hermano brillante y talentoso, pero también hosco, sucio y, como descubriremos, puede llegar a ser abusivo y cruel hasta límites insoportables. George, en cambio, cae en el saco de los hombres mediocres, es manso y bondadoso, y tiene un secreto deseo de ser feliz, de amar y ser amado. Rose, una viuda a la que conocerá por casualidad —Kirsten Dunst en la película—, vendrá a colmar ese deseo. Y con Rose viene Peter, un joven que disfruta por igual diseccionando pequeños animales o haciendo flores de papel —Kodi Smit-McPhee es la gran revelación del filme—, y que no encaja nada bien en los códigos de masculinidad del rancho.
Phil, viendo amenazados por Rose su terreno y su dominio sobre su hermano, y profundamente incómodo con la presencia anómala de Peter entre los otros hombres, comienza una batalla implacable para destruir a los intrusos. Sus armas son el desprecio gélido, la inclemencia y, con el tiempo, su intento de volver a Peter contra su madre. Pero los más débiles no siempre son quienes uno cree.
La lectura de El poder del perro, traducida al castellano por Eduardo Hojman, es una experiencia inmersiva en la que se van trenzando los deseos y la represión, el odio y la compasión, y la insatisfacción —esta última repartida a partes iguales entre todos los implicados— hasta estallar en una violencia total que no dejará testigos.
Son muchas las razones para leer la novela pero si todo lo dicho no te ha convencido aún para ver la película, te damos tres:
1. Es el regreso de Jane Campion a la gran pantalla tras una década sin dirigir cine y después de ganar la Palma de Oro por El piano (1993). En esta entrevista de Vanity Fair cuenta cómo la lectura del libro de Savage la hechizó hasta el punto de forzar su vuelta al cine y a su tierra natal, Nueva Zelanda, que con sus espectaculares paisajes hace las veces de Montana —que juzgue quien pueda—.
2. Benedict Cumberbatch deslumbra en el papel de villano y se ha preparado a fondo para ello: ha aprendido a castrar toros, a tocar el banjo, a moldear la madera y a hacer herraduras; ha sufrido hasta tres intoxicaciones por nicotina (porque Phil Burbank siempre tiene un cigarrillo encendido y se negó a utilizar los de utilería); dejó de hablar a Kirsten Dunst para que lo personal no interfiriera en el guion; se sometió junto a Campion a un proceso de análisis de los sueños, y dejó de ducharse, fiel a las costumbres de Phil, que se bañaba una vez al mes de primavera a otoño y ninguna en invierno.
3. La banda sonora es de Jonny Greenwood, el guitarrista de Radiohead. Y, por cierto, si aún no has leído la novela, no dejes de ponértela de fondo. Le va de perlas:
¿Todavía no te hemos convencido? Entonces ya sólo podemos dejarte el tráiler.
share