Segundo idioma por el número de quienes lo tienen como dominio nativo e importante lengua también de comunicación internacional, el español aporta no solo una poderosa seña de identidad colectiva, sino también uno de los intangibles más valiosos para la comunidad de sus hablantes, repartidos a lo ancho de los cinco continentes. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce detrás de estos datos, los profesores José Antonio Alonso, Juan Carlos Jiménez y José Luis García Delgado sostienen en el libro Los futuros del español que la política de promoción de la lengua no ha estado, hasta el momento, ni en España ni en el resto de países hispanohablantes, a la altura del potencial y el valor que esa lengua común aporta. El texto ofrece numerosas propuestas para evitar que en los próximos años nuestra lengua pierda su posición de privilegio.
Ha sido el constante aumento de la población hispanohablante el factor que ha contribuido al incremento de la expansión del español como lengua internacional. No obstante, según las previsiones más solventes, la demografía no sostendrá en un futuro inmediato el crecimiento de nuestra lengua. Ante este panorama, urge arbitrar tanto políticas de Estado (dentro de nuestro país) como en coordinación con los países pertenecientes a la comunidad hispana que consideren nuestro idioma como un bien colectivo superior, entendiendo por tal aquel cuya provisión genera un beneficio destacable para el conjunto de la sociedad. Políticas con capacidad para fijar horizontes más allá del ciclo político y promovidas por actores pacientes, capaces de articular decisiones consistentes en el tiempo. Tal es el mensaje primero y último de esta obra.
Los futuros del español: Una selección de 10 propuestas
Demografía y políticas
No será la demografía, sino las políticas las que podrán consolidar en el futuro la posición privilegiada que el español tiene como segunda lengua internacional.
El español en EE.UU.
El futuro del español en Estados Unidos depende de que se supere su condición de lengua migratoria y pase a valorarse como soporte de la producción cultural y de la actividad económica.
Políticas panhispánicas
El español es hoy una lengua fundamentalmente americana, por lo que toda política lingüística que se pretenda eficaz debe ser construida en diálogo con los países de la comunidad hispana.
Política de Estado
La promoción del español ha de considerarse un bien colectivo superior, objeto de una política de Estado, con importantes beneficios para el conjunto de la sociedad.
Lo importante es contar, no que nos cuenten
El atractivo de un idioma descansa, cada vez más, en la calidad, originalidad y mérito de aquello que se crea y produce en esa lengua, más que en el número de sus hablantes.
Lenguas minoritarias
La política de promoción del español, si quiere ser sostenible, debe estar acompañada de otra dirigida a apoyar la vitalidad de las lenguas minoritarias con las que convive.
Arquitectura institucional
Una política eficaz de promoción del español requiere de buenos datos, visión estratégica y una estructura institucional para su proyección sólida y coordinada.
Universo digital
La mayor penetración del español en el universo digital dependerá de que algunos países hispanohablantes corrijan su imitado avance en formación de las personas y desarrollo de infraestructuras.
El español como segunda lengua
Consolidar la enseñanza del español como lengua extranjera requiere una oferta amplia de profesores preparados, recursos económicos y una diplomacia educativa y cultural activa.
Política de largo plazo
Promover un idioma exige una política de amplio espectro, socialmente consensuada, con capacidad para fijar horizontes más allá del ciclo político e impulsada por actores pacientes.
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