En Alianza estamos de cuenta atrás para las vacaciones y ya solo podemos pensar en una cosa: el mar.
Así que, mientras todavía no podemos verlo ni olerlo, y para distraer las ganas de playa, hemos elaborado entre todos esta lista de nuestros 25 libros favoritos que hablan sobre el mar. Y así nos hemos dado cuenta de que no hay una sola memoria ni una experiencia única del mar, sino que en cada título se revela de manera diferente y, sin embargo, universal.
Junto con la Ilíada, la Odisea constituye una de las piedras angulares de la cultura occidental. El relato que hace Homero de las aventuras de Odiseo en su camino de regreso desde Troya hasta su patria, Ítaca, ha sido desde siempre una mina inagotable de motivos e imágenes para escritores y artistas. Episodios como el del encuentro con los Cíclopes y Polifemo, con las Sirenas, con la maga Circe o la ninfa Calipso, así como la venganza que Odiseo lleva a cabo sobre los pretendientes de su mujer, Penélope, son sólo algunas de las semillas que han fecundado sin cesar la imaginación de los hombres. Un relato inolvidable, cuyo protagonista, rico en recursos, se mueve por intereses y motivaciones cercanos a los del hombre y la mujer de todos los tiempos.
2. El viaje de los Argonautas, de Apolonio de Rodas
Único poema que ha llegado hasta nosotros de la producción épica correspondiente al período que abarca del siglo VIII a.C. al siglo II d.C., El viaje de los Argonautas, compuesto hacia mediados del siglo III a.C. por Apolonio de Rodas, es, tanto por su cronología como por su valor literario, el tercer poema épico del ámbito griego después de la Ilíada y la Odisea. Dividida en cuatro cantos, la obra ofrece una versión fundamentalmente completa de la antigua saga de los Argonautas que van en busca del Vellocino de Oro, aunque omita el trágico final de los amores de Jasón y Medea, bien conocidos por la tragedia de Eurípides. Apolonio logró recoger la mayoría de los datos míticos transmitidos por una lejana tradición, conferirles verosimilitud y animarlos dramática y plásticamente.
3. Veinte mil leguas de viaje submarino, de Julio Verne
Veinte mil leguas de viaje submarino se centra en la extraordinaria figura del legendario capitán Nemo y en su insólita opción vital. En su individualismo libertario y en su pasión por el mar laten asimismo en buena medida los rasgos de carácter de su creador, el gran Jules Verne (1828-1905). En esta novela que maravilla aún hoy por su acción y su imaginación desbordante, la fusión de los mitos con la ciencia, de la modernidad con la mentalidad arcaica, conduce a la paradoja de que el futuro esté contenido en el pasado y la naturaleza prefigure el porvenir del hombre.
4. La Isla del Tesoro, de Robert Louis Stevenson
Las peripecias de Jim Hawkins, del capitán Smollet, de Long John Silver y el resto de los tripulantes de la Española han significado para numerosas generaciones no sólo la cristalización de los sueños juveniles de aventuras, sino también la realización literaria del ansia de escapismo que anida en todo ser humano. La Isla del Tesoro representa en estado puro la novela de aventuras en la cual la busca mítica de un objeto preciado actúa como móvil para la huida hacia escenarios exóticos donde la libertad es posible.
5. La línea de la sombra, de Joseph Conrad
Los avatares de un inexperto capitán que se hace cargo de un barco por primera vez, teniendo que afrontar las numerosas dificultades y contratiempos que surgen durante la travesía por los mares del Sur, sirven al autor de El corazón de las tinieblas para trazar esta fábula de lucha y esperanza en la que se entrevera de forma inevitable la nostalgia que lleva aparejada la superación de toda etapa vital.
6. Capitanes intrépidos, de Rudyard Kipling
Escrita durante su periodo de residencia en Estados Unidos, Capitanes intrépidos (1897) es la única novela de ambiente americano de Rudyard Kipling (1865-1936) y fue precedida de una minuciosa tarea de preparación que incluyó visitas al puerto de Boston y al pueblo pesquero de Gloucester, amén de conversaciones con antiguos marinos y el pertinente trabajo documental, a fin de adquirir un sólido conocimiento de la vida de los pescadores de los Grandes Bancos del Norte. Libro clásico de aventuras, la obra narra las peripecias de Harvey Cheyne, un niño malcriado e hijo de un multimillonario, que, tras caer al mar desde la cubierta de un lujoso vapor, es recogido por un barco de pescadores.
7. El leviatán, de Joseph Roth
Nissen Piczenik vive en la pequeña ciudad de Progrody, en la Rusia profunda, donde se gana la vida vendiendo corales. Sin haber salido de allí, fantasea con que un Leviatán vigila los arrecifes de coral. Cuando el sobrino marinero de un vecino viene de visita, Nissen entabla amistad con él para aprenderlo todo sobre el mar y termina acompañándolo en un recorrido en barco, dejando su negocio durante tres semanas. Pero a su regreso descubre que un nuevo comerciante de coral se ha mudado a la ciudad vecina y está teniendo más éxito que él. A medida que sus clientes disminuyen, la vida da un giro perverso para Nissen Piczenik. Y la decisión final sobre su destino puede ser tomada por el mismo diablo.
8. El Señor de las Moscas, de William Golding
Urdida en torno a la situación límite de una treintena de muchachos en una isla desierta, El Señor de las Moscas es una magnífica novela que admite lecturas diferentes e incluso opuestas. En efecto, si algunos pueden ver en esta indagación de William Golding en la condición humana la ilustración de que la agresividad criminal se halla entre los instintos básicos del hombre, otros podrán considerarla como una parábola que cuestiona un tipo de educación represiva que no hace sino incubar explosiones de barbarie prestas a estallar en cuanto los controles se relajan.
9. Moby Dick, de Herman Melville
Acuciado por la temprana muerte de su padre y la situación de su familia, Herman Melville desempeñó diversos oficios, entre ellos el de maestro y el de marinero a bordo de varios barcos por el Atlántico, el Pacífico y los mares del Sur. De su experiencia nace esta obra maestra de la literatura universal: el amplio mar, la constante contemplación del horizonte en busca de la presa, la abigarrada tripulación del "Pequod", ballenero comandado por un capitán tullido y obsesionado por su venganza... Y, surgiendo de la profundidad de las aguas, como un espectro, la encarnación del Mal: Moby Dick, la ballena blanca...
10. Los cuatro viajes. Testamento, de Cristobal Colón
Los cuatro viajes y el Testamento de Cristobal Colón son un material imprescindible para el conocimiento de todo lo relacionado con las primeras expediciones al Nuevo Mundo. Las precisiones descriptivas, las analogías entre paisajes americanos e ibéricos y la alternancia, plasmada con enorme expresividad, entre la euforia y la incertidumbre sitúan a su autor en la cumbre de una nueva modalidad historiográfica y en el origen de las letras americanas. Nuestra edición ilustra los documentos con amplios y útiles esquemas y guías sobre cada uno de los viajes: las fechas y salidas de las expediciones, las características de los barcos, los tripulantes principales, la cronología de los descubrimientos, los objetivos propuestos, los resultados obtenidos y las fuentes bibliográficas.
11. Naufragios, de Álvar Núñez Cabeza de Vaca
Si bien las primeras expediciones a la Florida desde su descubrimiento en 1512 tuvieron en común su fracaso final, el intento de Pánfilo de Narváez en 1527 ha pasado a la posteridad como máximo ejemplo de insensatez e improvisación. Felizmente, tal catástrofe nos dejó el documento excepcional en que Álvar Núñez Cabeza de Vaca relató sus desventuras, desde la dispersión de las naves y el cautiverio de sus tripulantes, hasta su posterior liberación y la penosa peregrinación durante años por las tierras del actual sur de Estados Unidos. Si Naufragios posee un inestimable valor etnográfico por sus descripciones de pueblos y costumbres, la crónica alcanza tonos épicos en su narración de hazañas, calamidades y peligros, siendo la experiencia de su autor, como concluye Trinidad Barrera, un verdadero «descenso a los infiernos que sólo una naturaleza superior podía resistir».
12. La primera vuelta al mundo, de Antonio Pigafetta
Cuando Gabriel García Márquez recibió en 1982 el Premio Nobel de Literatura abrió su discurso con un homenaje dedicado a Antonio Pigafetta y a su «libro breve y fascinante, en el cual ya se vislumbran los gérmenes de nuestras novelas de hoy». Este libro relata la expedición, financiada por la Corona de Castilla, de las cinco naves al mando del portugués Magallanes, que, el 10 de agosto de 1519, partían de Sevilla con el fin de buscar el camino más corto hasta las "islas de las Especias". Tres años más tarde, el 8 de septiembre de 1522, y al mando del vasco Juan Sebastián Elcano, arribaba al puerto de Sevilla la nave Victoria, con sólo dieciocho hombres, «los más flacos y destrozados que podía ser». Si bien hubo algún beneficio económico, por encima de todo se había dado por primera vez la vuelta al mundo y se iniciaba una nueva era en la comunicación hacia el oeste. Pigafetta, embarcado sólo por afán de fama, con voluntad de escribir un libro que contase «todas las cosas pasadas día a día durante nuestro viaje» (no pocas ni poco accidentadas), dio fin a su intento y legó a la posteridad la relación de este viaje extraordinario.
13. Marinero en tierra, de Rafael Alberti
Premio Nacional de literatura en 1925, Marinero en tierra es uno de los hitos fundamentales de la obra de Rafael Alberti (1902-1999). Esta primera poesía del maestro gaditano es leve, grácil, llena de luz y musicalidad, de imágenes y criaturas imaginadas, expresión de la creciente melancolía del muchacho de mar anclado en tierra, y en ella resuenan desde los ecos del Romancero, de Gil Vicente y de Garcilaso, hasta los de Rimbaud, Verlaine y el vanguardismo.
14. Antología poética, de C. P. Cavafis
Nacido en Alejandría, donde, salvo breves periodos, llevó una existencia tranquila y oscura como modesto funcionario hasta el día de su muerte, C. P. Cavafis (1863-1933) es sin duda uno de los hitos de la poesía contemporánea por la originalidad y universalidad de su escritura. Un canto a los placeres sencillos que revelan la bondad del universo y a los que se llega a través del tacto, de los olores de la noche o, como describe de manera magistral, mediante la observación del mar.
15. La Cruz del Sur, de Nicos Cavadías
Poeta del mar, del extrañamiento, del viaje, Nicos Cavadías (1910-1975) es uno de los mayores poetas que Grecia ha dado en el siglo XX. Su obra –comparable en popularidad a la de un García Lorca o un Machado en España– ha gozado del favor del pueblo griego y las numerosas versiones musicales de sus poemas lo han integrado ya en su memoria colectiva. Embarcado en la marina mercante buena parte de su vida, su voz poética, insertándose en una tradición que va de Homero hasta Cavafis, manifiesta la esencia del ser humano a través del mar, el sentimiento del exilio y la fascinación por el conocimiento de otras realidades, a la vez que el desamparo que experimenta en todas partes víctima de los padecimientos que le son comunes.
16. El cementerio marino, de Paul Valéry
Fruto de un largo periodo de introspección y de madura reflexión, pocas obras líricas han alcanzado la repercusión e influencia de El cementerio marino, que tras su publicación en 1920 no tardó en convertirse en uno de los puntos de referencia obligados de la literatura moderna. Valéry, al que le hubiera gustado ser marinero, despliega las meditaciones de más hondo calado sobre la vida y la muerte con el mar como telón de fondo.
17. Paradiso, de José Lezama Lima
La aparición en 1966 de Paradiso (única novela publicada en vida por el cubano José Lezama Lima, hasta entonces conocido únicamente por su excepcional talento como poeta y ensayista) suscitó la entusiasta y admirativa respuesta de críticos y escritores tan notables como Julio Cortázar u Octavio Paz, entre otros. El argumento de esta obra oceánica y barroca, de clara raíz autobiográfica, gira en torno a la infancia y juventud de José Cemí, y en ella el autor construye un mundo poético en el que la realidad, el mito y la fantasía tejen un perfecto entramado cuya unidad refuerza un magistral dominio del idioma.
18. El siglo de las luces, de Alejo Carpentier
Trasunto natural del mestizaje entre Francia y el Caribe que se daba en el propio Alejo Carpentier (1904-1980), El siglo de las luces (1962) es sin lugar a dudas una de las cimas de su obra. Urdida en torno a la figura histórica del ambicioso Víctor Hugues –comerciante y aventurero marsellés, partidario de Robespierre, exportador de la Revolución francesa y de sus principios a las Antillas– y los personajes del idealista Esteban y la resuelta Sofía, la novela, construida con un formidable dominio del lenguaje y del arte de contar, constituye un caudaloso y fascinante recorrido por la serie de singulares acontecimientos que la Revolución desencadenó en las colonias y que azotaron como un huracán, dejando tras de sí vidas y vanidades, las islas antillanas.
19. La tempestad, de William Shakespeare
Última obra teatral escrita en solitario por William Shakespeare (1564-1616), La tempestad pertenece a la serie de piezas de este autor que funden el ámbito de lo real con lo mágico y lo maravilloso. El duque y mago Próspero, que ha sido traicionado y depuesto, tiene que exiliarse, con su hija Miranda, en una isla desierta en la que pasará doce años. Será fundamental su relación con el genio Ariel y el bestial Calibán, personajes todos que se cuentan entre las grandes creaciones del dramaturgo. El examen de la relación entre realidad y ficción –«estamos tejidos de idéntica tela que los sueños»–, así como entre el hombre y mago y las criaturas a las que libera, pero también somete, otorgan a esta obra un lugar entre las más universales del autor inglés.
20. El rumor del oleaje, de Yukio Mishima
Considerada una de las más bellas historias de amor de la literatura, El rumor del oleaje (1954) narra el nacimiento y consumación del idilio entre dos adolescentes situados en un mundo arcádico, primitivo y elemental: una minúscula isla japonesa en la que sobrevive una comunidad de pescadores apartada de la civilización y donde se percibe por doquier el olor salobre del mar, la fragancia de las cuerdas de cáñamo, el humo invisible de las hogueras y el rumor de un oleaje azul intenso que todo lo circunda. Guiado por su admiración hacia el modelo humano y la tradición bucólica de la Grecia clásica, que era capaz de establecer una perfecta coincidencia entre la vida humana y la misteriosa belleza de la naturaleza, Yukio Mishima (1925-1970) construye una novela inolvidable acerca de uno de los temas perennes de la literatura. Y como bonus track, el mar también es protagonista en una de sus obras posteriores: El marino que perdió la gracia del mar (1967).
21. Al faro, de Virginia Woolf
Movida por la inquietud de explorar el análisis de la conciencia en busca de una realidad más auténtica y esencial, Virginia Woolf (1882-1941) encontró en la amalgama de sentimientos, pensamientos y emociones que es la subjetividad el material idóneo para alumbrar una de las obras que sin duda más han contribuido a forjar la sensibilidad contemporánea. Basada en los recuerdos infantiles de los veranos que la autora pasó en la costa de Cornualles y centrada en la figura de una mujer, la señora Ramsay, Al faro (1927) gira en torno al tema de la inexorabilidad del paso del tiempo y a la contraposición entre el orden y el caos.
22. Las Escalas de Levante, de Amin Maalouf
Situada contra un fondo que abarca cabalmente todo el siglo XX, desde el fin del Imperio Otomano hasta los violentos episodios del conflicto árabe-israelí, pasando por la Francia ocupada durante la Segunda Guerra Mundial, Las Escalas de Levante –título con el que Amin Maalouf hace referencia a las ciudades comerciales que durante largo tiempo fueron crisol y punto de contacto de los hemisferios oriental y occidental– narra la apasionante historia de Ossyane Ketabdar, emblema de la ancestral encrucijada de caminos que ha sido desde siempre el Cercano Oriente y cuya azarosa existencia encarna a la perfección la de todos aquellos individuos a quienes la ciega violencia de los hombres y los vaivenes de la Historia han desposeído de lo que más aprecian.
23. Yann Andréa Steiner, de Marguerite Duras
Inspirada por su última relación de pareja, Marguerite Duras (1914-1996) compendia en las pocas y hermosas páginas de Yann Andréa Steiner (1992) la mayor parte de los asuntos y preocupaciones recurrentes a lo largo de su obra. Entreverando con la soledad siempre de fondo la historia del encuentro de una autora vieja con un autor joven, la de una muchacha que aguarda en una estación el tren que ha de llevarla a Auschwitz y la relación de un niño huérfano, judío, de seis años, con su monitora de dieciocho en una colonia de vacaciones, la autora francesa teje en esta novela una malla sutil que integra de forma indiscernible la sensualidad y la sensibilidad femenina, la soledad y el amor, el presente y el recuerdo, la escritura y la vivencia, el Holocausto, la infancia, la autobiografía y la nostalgia.
24. Algo, ahí fuera, de Bruno Arpaia
Llanuras agrietadas, riberas de barro seco, ríos áridos, polvo amarillento, casas y naves industriales abandonadas. En la Europa que se aproxima, devastada por el cambio climático, decenas de miles de «emigrantes ambientales» marchan en dirección a Escandinavia, que, junto con las otras naciones cercanas al círculo polar ártico, se ha convertido en el territorio de clima más suave y más favorable para los asentamientos humanos. Livio Delmastro, viejo profesor de neurociencia, es uno de esos miles de "emigrantes". Dio clases en Stanford, tuvo una compañera excelente y fue padre, pero al final se vio obligado a regresar a una Italia casi desertizada y azotada por grandes desórdenes sociales y políticos, por la corrupción y por los enfrentamientos étnicos y la violencia en las calles. Como muchos otros miles, tuvo que pagar a exploradores y guías, y ahora, víctima del hambre, la sed y los saqueadores, camina en una columna humana, entre turbas de desesperados, hacia un norte enrocado, temeroso de perder sus privilegios. Algo, ahí fuera es una novela visionaria y actualísima, a caballo entre dos tiempos, que nos obliga a vivir las consecuencias extremas del cambio climático ya en marcha.
25. Trilogía de Corfú, de Gerald Durrell
La trilogía que integran Mi familia y otros animales, Bichos y demás parientes y El jardín de los dioses, también conocida como «Trilogía de Corfú», es un canto tan desbordante como regocijante a la alegría de vivir, a la naturaleza y a la luz del Mediterráneo, y al gozo de una adolescencia libre y plena. La isla griega, un paraíso en medio de los crispados años que precedieron a la Segunda Guerra Mundial, alberga a una singular galería de personajes, como el cáustico Larry (Lawrence Durrell, el futuro autor del «Cuarteto de Alejandría») y sus estrafalarias amistades, mamá Durrell y su inagotable sentido común, o Spiro, el corfuano angloparlante, junto con toda una serie de animales retratados como sólo puede hacerlo quien a lo largo de toda una vida los ha considerado con inteligencia y ternura.
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