Fue Sorozábal el músico más popular en el Madrid de mitad del siglo XX. Su música tenía gancho, era chispeante, castiza, muy madrileña. Era además original y moderna en su momento, sin que supusiera una ruptura con esa entrañable y larguísima tradición española de la zarzuela: o sea, tenía eso que hoy se busca en las generaciones nuevas de compositores sin hallarlo nunca.
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Sinopsis
Fue Sorozábal el músico más popular en el Madrid de mitad del siglo XX. Su música tenía gancho, era chispeante, castiza, muy madrileña. Era además original y moderna en su momento, sin que supusiera una ruptura con esa entrañable y larguísima tradición española de la zarzuela: o sea, tenía eso que hoy se busca en las generaciones nuevas de compositores sin hallarlo nunca. El arte lírico de Sorozábal no cayó jamás en las ramplonas orquestaciones de otros músicos de zarzuela de su momento, período de franca decadencia artística del género. Y, por si fuera poco, tenía un agudo sentido teatral en la equilibrada mezcla de elementos cómicos y de carácter, con una fuerte vena lírica, en él tocada de humana cordialidad y nostálgica ternura. Junto a lo madrileño hay otro polo en la obra de Sorozábal, este más auténtico en su raíz: lo vasco, presente muchas veces en composiciones no teatrales para voz solista o para coro.
Colección
Alianza música (AM)
Código
3422135
I.S.B.N.
978-84-9181-701-7
Publicación
07/11/2019
Clasificación IBIC
AVH
Formato
Papel
Páginas
408
Autor
Pablo Sorozábal
Pablo Sorozábal Mariezcurrena (San Sebastián, 1897-Madrid, 1988) fue un compositor español, uno de los más destacados autores de obras sinfónicas y del género lírico (zarzuela y óperas chicas) del siglo XX. Entre sus principales y más conocidas obras cabe destacar "Katiuska, la mujer rusa" (1931), "Adiós a la bohemia" (1933), en la que trabajó con Pío Baroja, "La del manojo de rosas" (1934), "La tabernera del puerto" (1936), "Black, el payaso" (1942), "Don Manolito" (1943), etc. Revisó y rescató obras del siglo XIX como "Pan y toros" (de Barbieri) o "Pepita Jiménez" (de Albéniz), obteniendo un gran éxito artístico, pero no económico. Su longevidad le hizo ser testigo de las nuevas corrientes musicales, interesadas en otros géneros. Su última obra, finalizada en septiembre de 1988, fue "Variaciones para quinteto de viento", compuesta cuando el Quinteto de Viento Pablo Sorozábal le pidió permiso para adoptar su nombre. Murió sin poder estrenar la que él mismo consideró su mejor obra: la ópera "Juan José", que fue finalmente se estrenó en versión de concierto en el Kursal de San Sebastián el 21 de febrero de 2009.